Cristina tiró el ancho de espadas y cantó truco en la primera mano

El anuncio de la ex presidenta, la discusión de su liderazgo y la amenaza a los intendentes que acompañan a Kicillof

Foto: Imagen generada por IA a fines ilustrativos

Un gesto de audacia política de Cristina. No hay antecedentes de que un expresidente minimice el peso de su trayectoria y decida postularse a un cargo con tan poco prestigio, ocupado generalmente por dirigentes ignotos para la opinión pública, como es el de diputado provincial por la tercera sección. El kirchnerismo juega su carta más fuerte, condicionando la interna, en el primer movimiento electoral de la provincia de Buenos Aires.

Los jugadores de truco saben que, generalmente, quien suelta el ancho de espadas y canta en la primera mano —poniendo en alerta a sus rivales desde el inicio de la jugada— lo hace por dos razones definitivas y antagónicas: o tiene demasiado y no le queda otra que descartarse, o es lo único que tiene para jugar y busca amedrentar al rival con la carta más fuerte en la mesa.

Cristina es, desde hace dos décadas, la carta más fuerte que tiene el peronismo. Lo sigue siendo hoy. Pero desde hace tiempo no tiene la capacidad de construir, con su figura al frente, un caudal político suficiente para volver a gobernar. Su imagen genera fuertes rechazos, no solo en el anti-peronismo sino también dentro del espectro de sectores que en algún momento fueron parte de su armado.

Su confirmación como candidata en la tercera sección electoral es un síntoma del momento de crisis que vive el peronismo, de su dificultad para representar, como bien resaltó la ex presidenta en la entrevista que le sirvió de plataforma para su lanzamiento. Pero también es un jaque a la interna con el gobernador Axel Kicillof, que —acompañado por un número importante de intendentes— busca discutirle poder y liderazgo.

Y como respuesta a los sectores que pugnan por espacios en la mesa de decisiones del peronismo, Cristina define con su candidatura toda una estrategia electoral sin consultar, ejerciendo con braveza el liderazgo que se le discute. En el momento en que le están exigiendo participación en las definiciones, ella avanza. Y propone que se vea su candidatura como un gesto de generosidad y de sacrificio frente a lo que exige la hora. Deja de lado galones, baja al conurbano a disputar y ponerse por arriba de la interna.

Ganar la Tercera, un movimiento definitivo

La tercera sección electoral nuclea casi el 15 % de la población de toda la Argentina y el 38 % de la población de la provincia de Buenos Aires. Su peso electoral es totalmente desproporcionado y comparable a la suma de la ciudad de Buenos Aires y toda la provincia de Santa Fe.

En todo el mapa electoral de la Argentina, solo quien encabece la boleta para diputados nacionales por Buenos Aires en octubre estará frente a un electorado mayor que el elegido para disputar por Cristina. Pero no hay octubre sin septiembre, insisten desde el kirchnerismo, y refuerzan la idea de que la decisión de desdoblar obligó a Cristina a jugar en septiembre en la tercera sección electoral para consolidar el distrito más importante y condicionar la elección de octubre.

La amenaza a los intendentes

Pero su candidatura hace algo más: desafía el armado de decenas de intendentes que acompañan a Axel Kicillof en su disputa con el kirchnerismo. Kicillof habló el último sábado en La Plata, en un acto al que llamó fundacional para un proceso de renovación en el peronismo, y estuvo acompañado por muchos jefes comunales, entre ellos Fernando Espinoza, el líder peronista de La Matanza.

Con la definición de Cristina, ¿Espinoza tiene margen para seguir acompañando a Kicillof? ¿Puede darse el lujo de una derrota en las legislativas en su distrito? ¿Tiene margen para que el kirchnerismo, junto a la candidatura de Cristina, le instale una figura territorial que le dispute la intendencia en 2027? Una ruptura entre Cristina y Kicillof supondría para los intendentes tener que competir en cada distrito con el candidato de Cristina, y en la tercera, directamente contra ella en la boleta.

“Kicillof es un instrumento, es hoy quien tiene la fuerza para hacerlo”, dicen varios de los intendentes que buscan discutir desde hace años el liderazgo del peronismo. No consideran al gobernador como uno propio, pero condicionan su acompañamiento a esta confrontación que consideran necesaria y, de paso, van consiguiendo reformas que los empoderan: el desdoblamiento y el proyecto que busca reponer las reelecciones indefinidas.

Pero tras la decisión de Cristina, volvieron las preguntas. ¿Kicillof, tiene futuro político si acuerda con Cristina? ¿Se animarán los intendentes que vienen expresando —pública o no— un hartazgo con el kirchnerismo a confrontar con Cristina en la boleta local? ¿O volverán a bajar el perfil y quedarse cómodos detrás de su candidatura, como lo han hecho tantas otras veces? ¿Hay salida para la discusión del peronismo en la provincia que no sea la confrontación electoral?

Hurlingham, donde el dirigente de La Cámpora Damián Selci le ganó en 2023 la interna a “Juanchi” Zabaleta —uno de los abanderados de la idea de que "La Cámpora no tiene votos"—, es un antecedente que muchos jefes comunales miran con cuidado por estas horas.