María Ninfa “Nina” Aquino permaneció dos semanas detenida acusada del crimen del matrimonio de jubilados que conmocionó a todo Vicente López. Sin embargo, y apoyado en las pruebas recolectadas, el juez de Garantías de la causa, Ricardo Costa, ordenó su liberación ya que no existían suficientes elementos para mantenerla privada de su libertad. Eso sí, la mujer perdió su empleo y fue entonces que sus vecinos de la localidad de Pablo Podestá, Tres de Febrero, tuvieron un gran gesto para ayudarla a solventar sus gastos.
Previo al arresto de Martín del Río, hijo de los jubilados asesinados, José Enrique del Río y Mercedes Alonso, todas las miradas posaron sobre la empleada doméstica, quien fue la primera sospechosa que tuvo la causa, motivo por el cual estuvo detenida durante trece días. Aquino conocía a la pareja de jubilados hacía doce años.
Por orden del magistrado, la mujer de 64 años quedó en libertad, aunque su situación no era (ni aún lo es) la mejor. Al perder su puesto laboral, Aquino se quedó sin el sustento económico fijo que recibía mes a mes por parte del matrimonio asesinado. No obstante, y en medio de su dificultoso contexto, resulta afortunada de tener a sus vecinos de Podestá, quienes no le saltaron la mano y la ayudaron a sustentar los gastos principales.
A través de un CBU, un grupo de vecinos le entregaron la donación como parte de la ayuda para que la mujer pueda solventar sus gastos básicos y poder vivir al día con su alimentación. “La queremos mucho y nos parte el corazón ver su angustia”, afirmó una de sus vecinas. Además, un comerciante cercano a su vivienda contó que ella actualmente realiza “changas” lavando ropa.
Tras su liberación y la posterior detención de Del Río, Aquino habló ante los medios y ratificó su inocencia: “Soy inocente, es muy feo acusar al prójimo. Antes tengo que ver las cosas para decir”. Asimismo, dejó en claro que su relación con sus difuntos patrones era “excelente”.