Francisco Minniti es alumno del Colegio Don Orione de San Fernando, tiene 16 años y el pasado 22 de septiembre, en el marco de la conmemoración por el 50° aniversario de la llegada a la luna del Apolo 11, que tuvo lugar en julio de 1969, viajó becado al programa Space Camp de la NASA junto a otros 50 estudiantes argentinos. Al regresar de su travesía de una semana en Huntsville, Alabama, dentro de la Academia Espacial Avanzada, contó la experiencia de haber recibido el entrenamiento de un astronauta, y de vincularse con la ciencia, algo que lo apasiona, desde otro lugar.
Mediante una beca otorgada por la Embajada de los Estados Unidos, Minniti participó del programa y experimentó el entrenamiento de los astronautas a través de una variedad de ejercicios, desafíos de ingeniería y actividades de formación de equipos que culminaron en una simulación de una misión espacial de duración prolongada.
"Para todos fue una experiencia inolvidable, y hay que agradecer a todos los que pudieron hacerlo posible, desde el Colegio, hasta la gente de la Embajada, quienes se preocupaban en todo momento por cómo estábamos", expresó Francisco en diálogo con QUE PASA, y recordó que, al principio, el temor lo invadió, al darse cuenta que estaba en el predio de la NASA, y que lo que allí viviría era ni más ni menos que una situación a la que pocos jóvenes tienen la posibilidad de acceder.
Entre las actividades que llevó adelante durante los 6 días en Estados Unidos, tuvo entrenamientos en una silla de gravedad, además de tener la oportunidad de trabajar en equipo para diseñar y lanzar un cohete. Por otra parte, también realizó actividades de flotación y buceo tal como en el entrenamiento acuático de los astronautas y participó de simuladores de vuelo de aviones de guerra, como así también de una misión de simulación a Marte de duración extendida.
"Es algo que nunca hubiese planeado que pasaría, pero cuando se dio la oportunidad, sabía que no podía desaprovecharla. La que más disfruté fue la actividad de buceo, donde los astronautas simulan la gravedad cero", contó.
"El viaje, además, me mostró cosas nuevas que no conocía o no tenia en cuenta en relación a la ciencia, nunca consideré trabajar en algo que ayude en la exploración espacial y la verdad que pude ver que es un campo muy interesante que se está expandiendo mucho", explicó el joven de 16 años y sostuvo que "la experiencia me inspiró a seguir trabajando y me aseguró que el camino de la ciencia es el camino que me gusta".
Charlas inspiradoras, herramientas y personas que participaron de la misión del Apolo XI y con quienes pudieron conversar en el Museo de la NASA, fueron también parte de lo que Francisco vivió en Alabama.
Por último, recalcó la formación del grupo: "Se armaron lazos muy fuertes de amistad, que creo que no se van a perder. Fue un grupo humano muy bueno. Cada uno de los chicos que conocí demostraron ser atentos y solidarios, y se que en el futuro serán grandes personas todos. El final fue con muchos llantos y abrazos, pero todos coincidimos en que el viaje terminó pero la aventura recién empieza, porque ahora tenemos la posibilidad de aplicar lo que conocimos para crecer".