Las escuchas que hicieron caer al jefe de Policía de San Isidro

Le pasaba datos a una banda de secuestradores. Las conversaciones telefónicas del comisario Raúl Papa con el líder de la organización fueron la clave para que lo procesaran por encubrimiento.

Al hombre se lo escuchaba preocupado: “¿Cómo anda el tema mío?”, preguntaba nervioso Eduardo Vivas (37, ex policía de la Bonaerense ). Del otro lado de la línea, el comisario inspector Raúl Papa (44) –entonces jefe de la Distrital San Isidro– trataba de tranquilizarlo: “Me mandaron lo que están investigando, están en bolas” , le aseguraba, antes de reforzar la idea con un “quedate tranquilo, siguen enquilombados con lo de Hurlingham (por el caso Candela).

Todos los días tienen que mandar dos, tres grupos operativos, están superados, viste” .

La conversación ocurrió el 3 de septiembre pasado y forma parte de una serie de escuchas pedidas por la Justicia de San Isidro a la Secretaria de Inteligencia en el marco de la investigación del intento de secuestro del empresario del juego Jorge Pereyra (70), ocurrido el 5 de agosto en el exclusivo barrio de Las Lomas de San Isidro.

Las escuchas fueron contundentes.

“Escuchame un cachito, no te hagas la cabeza. En las actuaciones... yo recién hablé con el subcomisario que entregó las actuaciones que te dije” , le explica Papa a Vivas el 13 de septiembre, haciendo referencia a una pista falsa que habría mandado a plantar en la causa .

Las comunicaciones captadas del teléfono de Vivas fueron el pilar para que la Justicia detuviera a Papa el 14 de octubre. También para que, a pedido del fiscal Patricio Ferrari, este viernes se le dictara el procesamiento por “encubrimiento en la modalidad de favorecimiento personal doblemente agravado por su calidad de funcionario público y por ser consecuencia de un hecho especialmente grave”.

Como el delito del que se lo acusa es excarcelable, en la noche del viernes el juez de Garantías Orlando Díaz le concedió a Papa la libertad bajo fianza. En la mañana de ayer el comisario pagó los 15.000 pesos exigidos, pero su libertad se demoró unas horas porque se descubrió que tenía una causa pendiente del año 96. Luego se determinó que allí lo habían sobreseído y lo liberaron.

El destino del comisario inspector comenzó a escribirse en la noche del 5 de agosto último, cuando una banda que contaba con ametralladoras, inhibidores de celulares y vestimenta policial interceptó a Jorge Pereyra –dueño de una cadena de bingos– cuando entraba al garage de su casa.

No pudieron llevárselo porque su esposa, que estaba adentro del chalet, se dio cuenta de lo que pasaba y comenzó a disparar al aire . Además, el hijo del empresario (que había recibido una llamada de su madre, aunque los inhibidores de la banda la cortaron casi al instante) llegó al lugar y les tiró su 4x4 encima a los secuestradores.

Dos de los integrantes de la banda –Pablo Abalo y David Avila– fueron detenidos allí mismo por una patrulla de Gendarmería que pasaba por el lugar.

Abalo es un ex policía de la Federal. En cuanto a Avila (con antecedentes por secuestro extorsivo) hay pruebas de que, cuando lo alojaron por este caso en la comisaría 1° de San Isidro (una de las 11 seccionales que dependían del comisario Papa), alguien intentó pasarle las llaves de su juego de esposas para que pudiera escapar.

A ambos detenidos se les secuestraron teléfonos que habían sido comprados por el ex policía Eduardo Vivas. En el auto de los secuestradores también se encontraron dos chalecos antibala de la Bonaerense. Estos tenían idénticas características e igual año de fabricación que ocho chalecos que desaparecieron de la comisaría 1° de Almirante Brown en 2007, donde Vivas trabajó hasta que lo exoneraron ese mismo año .

Para el fiscal Ferrari, Vivas –quien hoy está preso– es el jefe de la banda . El mismo reconoció en su indagatoria que pagó el abogado de Abalo y Avila cuando cayeron detenidos por este caso. Su estrecha relación con el jefe de la Distrital de San Isidro –plasmada en las numerosas conversaciones entre ambos, desde el 1° de septiembre hasta el 3 de octubre– es lo que más complica al comisario.

Según consta en el expediente, para el fiscal Ferrari el comisario “se mantuvo en pleno contacto telefónico y personal con el involucrado Eduardo Raúl Vivas (...) ayudándolo en todo momento a eludir la investigación judicial y policial que el propio Papa tenía como obligación realizar, sustrayéndolo de la acción de la Justicia”.

En el pedido de prisión preventiva se asegura que el comisario Papa “ informó diariamente a Vivas sobre el avance del proceso, informándole las piezas que se incorporaban al expediente; las tareas que se desarrollarían por parte de la Brigada de Investigaciones de San Isidro e inclusive aportándole datos sobre los vehículos con los cuales desarrollarían aquellas diligencias, al sólo efecto de que Vivas lograra eludir la pesquisa y poniendo a la vez en riesgo la integridad y vida de sus pares”.

Prueba de esto es una conversación del 13 de septiembre: “Ellos tienen un Siena gris, un Peugeot 206 azul, un Corsa y un Megane” , le detalla el comisario a Vivas.

Según el planteo fiscal, Papa además aportó “ datos falsos sobre supuestos intervinientes en el hecho para direccionar la pesquisa en otro sentido, distinto al de la responsabilidad de Vivas”.

–¿Algo de Papa?- , le preguntó a Vivas por teléfono el 5 de octubre el abogado Carlos Díaz Mayer, defensor de Abalo y Avila.

–Me dijo que estaba todo de diez, que si había algo se iba a fijar- , le contestó Vivas, confiado.

Apenas diez días después, todos cayeron detenidos.

Raúl Papa. Comisario inspector. Al momento de su detención era el jefe distrital de San Isidro. Hizo su carrera en la zona sur del conurbano. Fue “desafectado” de su cargo.

Eduardo Vivas. Señalado como jefe de la banda. Ex policía bonaerense (oficial inspector) fue exonerado en 2007 por extorsionar a comerciantes de Almirante Brown.

Alejandro Peyrot. Compañero de promoción de Vivas. También fue exonerado de la Bonaerense en 2007, acusado de torturar a detenidos en la División Drogas Ilícitas.

Diego Romero. Amigo de Peyrot y novio de la sobrina del empresario Jorge Pereyra. Acusado de ser el entregador.

Pablo Abalo y David Avila. El primero ex un ex policía federal (exonerado). Ambos fueron detenidos el 5 de agosto, tras intentar capturar a Pereyra, por una patrulla de Gendarmería. Los dos trabajaron para Vivas en un boliche nocturno.

 

Fuente: Clarín