El fútbol ya no es un “deporte de hombres”. Con el impulso que tomaron en los últimos años los campeonatos femeninos, la redonda dio un giro de 180 grados. Ya no son sólo los chicos que luchan por llegar a jugar profesionalmente; también lo hacen las chicas. Incluso con una desventaja que es luchar contra los estigmas de parte de la sociedad en la que vivimos. En esto se centra la historia de Stephanie La Titi Melgarejo, oriunda de San Martín, que desde el barrio Independencia arribó a River y a la Selección Argentina.
Apenas 11 años tenía Stephanie cuando decidió que su futuro tendría que estar relacionado con una pelota de fútbol. Independencia, mismo nombre que su barrio natal instalado en la localidad de José León Suárez, fue el club en el que comenzó a hacer sus primeras armas y a disfrutar de las amistades que a cualquier persona le deja la redonda.
Precisamente una amistad a La Titi le permitió dar un gran paso para cumplir su sueño que era, y es, vivir del deporte más amado por todos los argentinos. La madre de Agustina Vargas, una colega suya con la que compartía equipo en Independencia, llevó a las chicas a probarse a River Plate.
Stephanie se probó como defensora, aunque en su barrio jugaba de delantera, y quedó. Pese a la dificultad que presenta un club como River y a las "malas ondas" que le rondaron, ella cumplió gran parte de su objetivo. "A mí me dijeron 'no vas a llegar, me dijeron 'machona' y muchísimas cosas que en ese momento me lastimaron. Pero hoy todas esas heridas fueron sanadas porque no dejé de pelear por lo que amo", aseguró.
Melgarejo, que se desempeña como marcadora de punta por el sector derecho, recuerda con emoción que cuando tuvo que establecer la firma de su contrato "con todas las chicas nos subieron a un escenario y vinieron nuestras familias, fue un día increíble. No me lo voy a olvidar nunca porque fue mi primer trabajo".
Pero su paso por el Millonario no se simplificó en una rúbrica. En 2017 presenció en pleno verde césped el trofeo que alzó el equipo por el campeonato local, lo que le permitió posteriormente emprender vuelo a Paraguay para disputar la Copa Libertadores de América. Incluso recuerda su viaje en avión, que fue el primero, algo que ella también anhelaba y "lo tenía en mi corazón".
También le llegó el turno de la Selección Argentina y emocionarse con el himno. De ver a Lionel Messi cantarlo, ahora lo hacía ella y afirma que el preciso instante de comenzar a vestir la Albiceleste fue el "momento justo para poder seguir creciendo y para poder decir 'esto es para mi vida'".
"A través del fútbol se me abrieron muchísimas puertas, pude conocer diferentes países. Hoy puedo soñar, puedo contar mis sueños con libertad y saber que lo puedo llegar a alcanzar. Mi consejo a todas esas pibas que hoy están jugando al fútbol es que no se condicionen por su realidad, que sigan siempre por más", cierra con un mensaje para todas las chicas que tienen su mismo anhelo.