Pablo García tiene 44 años, es Guía de Turismo, y hace 16 emprendió una aventura soñada por muchos deportistas y aficionados a los viajes: dar la vuelta al mundo en bicicleta. Así, recorrió 106 países. El sueño comenzó luego de un viaje de mochilero a Brasil cuando terminó el secundario. "Nace la idea en el año 1998, cuando entendí que con la bicicleta iba a poder hacer un viaje de manera diferente, conocer los lugares más desde adentro y también iba a tener libertad e independencia, la bici es un transporte pero también una casa", relata el vecino de San Andrés.
Volvió pedaleando desde Brasil, y al regresar al país, se encontró con la crisis económica del 2001, motivo que no lo paró en la idea de conseguir que algunas empresas sponsorearan su camino, y emprendió viaje en septiembre de ese año. "Me fui para África, pensando que si empezaba por ahí podía pensar en recorrer el mundo", dice García, quien desde San Martín partió a Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, y de allí subió al norte de ese continente, que recorrió durante 27 meses, hasta llegar a El Cairo.
"A los meses de irme, empezó el famoso 'corralito' y eso hizo que perdiera los sponsors. Ahí empezó otro viaje, tratando de subsistir a medida que avanzaba en cada país", recuerda. Algunos le ofrecieron dinero, otros comida o alojamiento, pero pudo seguir adelante con su viaje.
Ya en 2003, llegó a Madrid, desde donde recorrió Europa durante dos años y medio: París, Amsterdam, Londres, Dublin, Edimburgo, Oslo Copenagüe y luego hacia el sur... San Petersburgo, Helsinski, Varsovia, Praga, Münich, Berna, Lisboa, Barcelona Marsella. Decenas de ciudades hasta llegar a Medio Oriente. Dos años en países musulmanes, y luego partió para India. Para ese momento, ya llevaba algo así como 80 mil kilómetros recorridos con su bicicleta, pero aún tenía fuerza para seguir recorriendo: Japón, China, Mongolia, el Tibet, Indonesia. De allí a Oceanía y a la Polinesia.
Luego, pisó tierra nuevamente del continente americano: Alaska. Allí un guionista lo acompañó en parte del viaje para escribir su historia y el documental Pedaleando el Globo, que junta testimonios de amigos, familiares y del mismo Pablo, financió sus últimos cuatro años de viaje.
Sin experiencia en técnicas de ciclismo, mucho menos en vida al aire libre, así había salido Pablo a las andanzas de su travesía. "A medida que iba viajando, sabía que podía llegar a donde yo quería, porque ya había aprendido lo más importante, que era a sobrevivir", reflexiona García.
De Alaska a México, y de ahí a Toronto, porque las épocas de lluvia en Centroamérica no eran un buen vaticinio para su recorrido. Por allí hasta la costa este de Canadá y Estados Unidos y vuelva al DF mexicano. Viaje por el centro de América, Cuba y posteriormente a Colombia.
Perú, el Amazonas brasilero, y ya comenzaba a acercarse a tierras conocidas. 155 mil kilómetros. Brasilia, Sucre, San Miguel de Tucumán, la ruta 40 hasta Ushuaia y vuelta a Formosa y Misiones, la mesopotamia argentina y la llegada a Buenos Aires. Luego de 16 años y 167.510 kilómetros recorridos. De la ciudad de Tigre al simbólico Obelisco del centro porteño fue el último tramo de pedaleada, acompañado por otros ciclistas que se sumaron a ese pequeño trayecto, tan representativo del viaje de Pablo.
"En ese momento los bomberos pusieron la sirena y toda la gente que me acompañaba estaba alentándome. Nunca imaginé que iba a llegar tan lejos. Para mí, ese día de la vuelta fue un día glorioso", culmina el ciclista sanmartinense, que hoy disfruta de estar en su lugar, pudiendo contar las anécdotas de un viaje que describe como inolvidable.