Le diagnosticaron cáncer de pulmón en abril del 2003, cuando fue al hospital a realizarse un chequeo por el colesterol. A los diez días lo operaron, y a los pocos meses, en un paseo por Mendoza junto a su hermana, y a poco de haber comenzado a entrenar, dijo: “Quiero escalar el Aconcagua”. Con esa simpleza relata Pedro Czanyo, de 62 años, lo que comenzó a marcar el rumbo de una nueva vida después de la enfermedad.
Al momento de la operación, sus hijas Sofía y Carolina, tenían 8 y 14 años, y el corredor y atleta define esa situación como el motor que lo impulsó a llevar adelante el cambio de trayecto. “Me decía para mis adentros que tenía que aguantar 10 años más, hasta que la menor cumpliera 18. Parece medio loco, pero eso era lo que me proponía. Hoy las siento orgullosas y tenemos una muy buena relación.”
“A partir de la recuperación de la operación empecé a entrenar, a correr como un hámster alrededor de la Quinta de Olivos, y luego lo hacía en el Vial Costero, cinco veces por semana”, cuenta Czanyo, quien disputó, entre otras, las maratones de Chicago y Berlín. "Al principio costó, y mucho, porque en el proceso del entrenamiento también aparecían las preguntas del 'por qué a mí', y también en las primeras corridas, hacía 30 metros y me ahogaba. Fue sin dudas un ejercicio también de la paciencia".
Vive en Vicente López desde 1971, cuando llegó, tenía 15 años, y nunca se fue. “Viví siempre acá, y no creo irme, porque me parece un lugar hermoso, estuve en cinco lugares distintos, pero siempre en el corazón del partido. El Vial es como mi segundo hogar, vivo ahí entrenando con Gaby Castillo, o paseando a mi perro los días que no lo hago", dice el vecino de Florida.
En medio de los entrenamientos y la “puesta a punto” para cumplir su sueño, Cyanzo tuvo tiempo además de crear la Fundación Pacientes de Cáncer de Pulmón, de la que es el presidente. “Es para devolverle algo a quienes tienen la enfermedad, porque es una enfermedad muy tremenda, donde más del 80% es por tabaco”, dice.
Con el 40% de su capacidad pulmonar reducida por la extracción de gran parte de su pulmón izquierdo, en 2009 intentó su objetivo: Comenzó una expedición al Aconcagua, luego de mucho estudio y entrenamiento, y llegó a los 6 mil metros. “Fue un gran esfuerzo y un momento único, volví a mirar la enfermedad con otro enfoque, y me convencí de poder decir basta en ese momento y a proponerme volver a intentarlo”, reflexiona.
Llega un momento de la vida en el que no hay que cambiar de paisaje, hay que cambiar de ojos, de ambición. Las cosas no pueden cambiarse, pero si la ambición sobre eso.
Y pasaron maratones, muchas, entrenamientos, aún más, hasta que en marzo de 2018 volvió a inmiscuirse en una expedición a la cumbre. Allí, fue el clima el que no acompañó, y el grupo tuvo que quedarse nuevamente en los 6 mil metros. "En la bajada se me congeló un brazo, y después de mucho esfuerzo logré bajar por mis propios medios. Cuando llegué, el brazo seguía frío, y al volver del viaje, en la Clínica Olivos, me dijeron que tenía una trombosis terrible".
Luego de la recuperación, hace una semana, a fines de abril, volvió a entrenar y se propone seguir en el camino del deporte, de la concientización y de las charlas a las personas que padecen la enfermedad. "Llega un momento de la vida en el que no hay que cambiar de paisaje, hay que cambiar de ojos, de ambición. Las cosas no pueden cambiarse, pero si la ambición sobre eso”, cierra Czanyo, quien el próximo 17 de mayo será reconocido por el Concejo Deliberante de Vicente López como vecino destacado del distrito, luego de que el cuerpo deliberativo votara por unanimidad un proyecto presentado por la concejal de la Coalición Cívica ARI, Meneca Djedjeian.
