En esta nueva edición la lluvia no fue un impedimento para que miles de vecinos se acercaran a conocer las propuestas gastronómicas del Bajo de San Isidro. Desde el jueves 26 al domingo 29 las lucecitas del Centro de Exposiciones no dejaron de brillar. Bocas Abiertas ya se volvió un clásico en la zona y si bien cuenta con la participación de grandes celebridades, los emprendedores de San Isidro juegan de local, imponiendo la idiosincrasia del barrio ribereño.
En los cuatro días consecutivos, se ofrecieron clases magistrales, más de 30 restaurantes, un patio de comidas y un line up musical, entre otras actividades. Opípara instaló campamento en el predio y te trae los detalles de la gran feria del Bajo.
Los chefs del barrio agasajaron al público con platos para todos los gustos y por menos de 100 pesos. “Fue un gran fin de semana, el clima nos acompañó bastante. Lo que más pidió la gente fue la empanada de camarones con gajos de lima, la provoleta y el wrap de ternera braseado al horno de barro. Es el segundo año que participamos de la feria, la diferencia con el año pasado es importante en cuanto a organización y convocatoria. Esto se hace mucho a pulmón, nos conocemos todos y se nota cuando hay buenas intenciones”, comentó Federico Yantorno de Hornobar.
El patio con lucecitas y con aires de campo se combinó perfectamente con un recorrido gustativo entre más de 200 etiquetas en la carpa de la Escuela Argentina de Sommeliers, barra de licores y cervezas.
“Este es mi cuarto año y se nota una diferencia en la organización, la propuesta para la gente es espectacular porque se ofrece calidad. La primera vez que la hice me pareció una experiencia espectacular, es ideal para los estudiantes de cocina que recién empiezan”, expresó la reconocida cocinera, Felicitas Pizarro.
Matías Natuche, chef y dueño de Bestia, nos contó su primera experiencia en el festival: “Hace ocho meses que arrancamos con nuestro local en Primera Junta y Lasalle, nos especializamos en ahumados. Hacemos mollejas, costillar de vaca, ribs de cerdo y eso lo adaptamos a una cocina moderna, con un equipo proactivo y joven. La feria es muy importante para darnos a conocer”.
La Mesa Chica se constituyó en un restaurante con 30 cubiertos con menús de autor a cargo de Fernando Mayoral, Agustín Brañas, Javier Rodríguez y Federico Desseno.
“Trajimos el producto más destacado de Toffee que es el carrot cake, luego el alfajor de almendras y el brownie de nutella. Participamos todos los años del festival, vemos que se reinventan constantemente. Nos ayuda en la difusión, una vez por mes alguien que se acerca a nuestro local nos dice que nos conoció en la feria”, sostuvo Claudia dueña de Toffee.
En el atardecer, la César Pavón Orquesta hizo bailar a los feriantes con su soul, luego se sumó el reggae, jazz y otros ritmos que se fueron alternados con Djs en vivo.
“Esta muy buena la experiencia, muchos somos alumnos de cocina y nos sirve poder vivir la experiencia de una feria como esta. Por las noches vimos más cantidad de gente y lo que más se llevaron fue nuestro gulash de búfalo”, afirmó Ruth de La Pancha.
En el tramo final de la jornada del domingo, la última sorpresa la dio un curanto a cargo de Martín Moroni, llegado desde Puerto Madryn y dueño de Sal de Aquí.
Además, se entregaron distinciones a Coquito y Blancanieves, dos pancherías históricas de San Isidro, se sortearon dos pasajes en avión a Lima, con ingreso incluido a la feria Mistura, y Nacho Petersen se coronó bicampeón del mejor chimichurri de la región.
Según indicaron desde la organización, parte de lo recaudado será destinado a entidades comunitarias del Bajo, los bomberos de San Isidro, el Hospital Central, y a capacitar en la Fundación Ott College a chefs y ayudantes de cocina del Polo Gastronómico.