Mucho tuvo que ver en todo esto la Ley de Movilidad Jubilatoria, sancionada en 2008 que estableció dos aumentos anuales, los cuales, desde ese momento y hasta la fecha, acumularon un incremento de 454%.
Cuando comenzó la aplicación de la legislación, los jubilados del escalón más bajo pasaron a cobrar $770,66, ubicándose en 62,15% del salario mínimo.
Apenas dos años más tarde, en marzo de 2011, cuando el Gobierno anunció que el haber mínimo subía a $1.227,78, se acercó aún más colocándose en el 66,72%.
A comienzos de 2012, el escalafón inferior de los pasivos pasó a percibir un haber de $1.684, que significaba 73,34% del salario mínimo; y un año más tarde, al pasar a percibir $2.165, achicó más la brecha, representando 75,3% del sueldo mínimo.
Ya en marzo del año pasado, al llegar a $2.757, la diferencia con el salario más bajo que percibe un trabajador registrado se ubicó en 76,58%.
Con el anuncio de hoy, en apenas seis años y gracias a la Ley de Movilidad, la diferencia entre la jubilación y el 82 por ciento del salario mínimo se recortó en 25 puntos porcentuales hasta llegar a quedar en las puertas del tan ansiado piso, establecido por el gobierno de Arturo Frondizi.
Fue justo un 17 de octubre, de 1958, cuando se publicó en el Boletín Oficial la Ley 14.499, cuyo segundo artículo fijaba para las jubilaciones el 82% móvil de los salarios.
Sin embargo, cinco años más tarde el diseño de un nuevo sistema fue suspendido, y en 1969, derogado.
Así, ese 82% móvil para las jubilaciones, que pasó a ser un reclamo histórico de