La llegada del entorno online ha sido una perfecta oportunidad para democratizar la tarea de los creadores. Y es así porque han aparecido todo tipo de herramientas para que una persona pueda llegar al resto de la sociedad. O bien porque sus seguidores saben dónde encontrarles y tienen acceso a sus aportaciones; o bien, porque su contenido se transforma en viral. Al principio fueron los foros y los blogs; ahora, las redes sociales marcan la pauta.
Nos referimos a todo tipo de contenidos: los escritos, como en Twitter (ahora X); las retransmisiones, como en TikTok; la radio y las entrevistas, a través de podcasts; las creaciones multimedia, con Instagram; y tantos otros ejemplos. Pero también comprobamos cómo surgen nuevos medios digitales. Y los “influencers” actuales aparecen en “vehículos” clásicos, como es el caso de los diarios tradicionales, que utilizan su presencia para llegar a un público más amplio y a las nuevas generaciones.
Este panorama parece idílico, pues facilita la repercusión de los creadores y les da un altavoz universal. Sin embargo, no todo es libertad en internet. La red sigue en manos de unas pocas compañías tecnológicas de gran tamaño, que gracias a la propiedad de los grandes servidores, tienen un mayor poder de decisión y pueden, incluso, censurar o restar protagonismo a determinados contenidos. Si se consiguiese una descentralización de internet, ¿sería beneficioso para los creadores independientes? Sin duda. Y, precisamente, la descentralización es el objetivo principal de la nueva generación de la red: la Web 3.0.
Los internautas están exigiendo un cambio desde hace ya varios años: una menor centralización y un mayor control sobre sus datos privados. Quieren participar más y de forma mucho más libre; incluso decidir sobre cómo debe ser la red. Para ello, han encontrado una herramienta perfecta: el Blockchain. La cadena de bloques, que ya se utilizó para que pudiesen existir las criptomonedas, permite registrar, de forma descentralizada, segura y transparente, todas las operaciones que se realicen en la web. Es decir, sin tanta dependencia de los servidores principales.
Además de ser más ágil y segura, la Web 3.0 será más libre y democrática. Y eso beneficia a todos los usuarios, que tendrán acceso a más aplicaciones, debido a que el software libre será el gran protagonista, y un contenido más variado, gracias al aumento de la participación y la conectividad. De hecho, el aumento de la participación de los pequeños creadores (o creadores independientes) es una de sus características más destacadas. En parte, porque tendrán más posibilidades de publicar sus creaciones. Y, también, porque no se enfrentarán a al mismo nivel de censura.
Pero existen más motivos. Desaparecerán los intermediarios, lo que implica que los costes de la publicación se reducirán, tanto para los creadores como para los consumidores. Por otra parte, el Blockchain facilitará la monetización de los contenidos, lo que permite una mayor libertad y productividad, gracias a la independencia económica. Todo ello combinado con las nuevas herramientas disponibles, para las que esta nueva generación de la red estará más preparada; entre ellas, la inteligencia artificial, que abre un sinfín de posibilidades de cara a los materiales que aporte cada creador.
No importa el área a la que se dedique cada cual. Pueden ser críticas de cine o tratarse de guías sobre tragamonedas con dinero real Argentina. También los productores de cortos de cine tendrán su propio espacio. Incluso, un músico independiente o un artista de obras de arte digitales. El mercado online cambiará completamente, aumentando la oferta y la democracia del público, que podrá comprar, valorar, intercambiar, criticar, etc. ¿No hay límites? Sí, por supuesto que los hay, pero ya no dependen de los más poderosos. Los usuarios pasarán a tener la mayoría del poder.
Evidentemente, este paso no es sencillo. Y necesita un cierto recorrido. La Web 3.0 ya se está implantando, pero su presencia en la red no estará completamente generalizada hasta dentro de unos años. Sin existir un consenso absoluto, se calcula que será operativa y funcional, a nivel global, a finales de esta década. Pero el proceso ya está en marcha y el cambio será progresivo. Por tanto, cada vez encontraremos nuevos contenidos y una mayor variedad de creaciones de los internautas.