Las calles adoquinadas del casco histórico de San Isidro representan una marca de la identidad local. Junto a las añejas tipas, estas calzadas remontan a la época colonial del distrito y cuentan con un valor urbanístico sumamente importante. Por este motivo, desde el Municipio vienen llevando adelante tareas de mantenimiento y preservación en la zona.
Desde la comuna informaron que ya se realizaron intervenciones en tramos de avenida del Libertador, entre las calles Alem, Martín y Omar, y Belgrano. Actualmente, por un plazo estimado de dos semanas, los trabajos continúan sobre la calle Brown, entre 25 de Mayo y Libertador.
Las tareas buscan corregir hundimientos producidos, en su mayoría, por raíces de árboles y el paso del tiempo, para asegurar una circulación segura sin perder la esencia del paisaje urbano. "Además, se incorporan mejoras estructurales en los tramos con tránsito intenso o pesado, donde se construye una base de hormigón sobre la cual se recolocan los adoquines, brindando mayor durabilidad", explicaron desde la comuna.
Los adoquines en el casco histórico de San Isidro son un elemento distintivo y representativo de su identidad. Su origen se remonta a la época colonial, cuando se utilizaban para pavimentar las calles y proporcionar una superficie duradera para el tránsito. Con el tiempo, estos adoquines se convirtieron en un símbolo y se han mantenido como un elemento clave en la conservación de su patrimonio arquitectónico y urbanístico local.
Durante las intervenciones, a las tareas realizadas en calzadas se les suma la alineación de todos los cordones de granito y la reparación de las veredas. "Estas tareas permiten que los peatones puedan transitar mejor la zona, aportan mayor seguridad vial y conservan en buen estado los árboles que son patrimonio natural del paisaje de la zona", indicaron desde el área de Obras Públicas del Municipio.
Por otra parte, agregaron que el proceso incluye un primer trabajo correctivo a partir del “raleo” de raíces de las tipas centenarias, árboles nativos de San Isidro. "Es un trabajo artesanal manual donde se cortan las raíces que están entrelazadas en los adoquines dañados y se limpia toda la base con una mezcla de suelo seleccionado, cemento y arena. Luego se reponen las piezas originales, sumando nuevas en caso de ser necesario. Finalmente, se realiza la compactación para estabilizar la superficie y extender su vida útil", detallaron.