A raíz del reciente caso de una niña que fue mordida por una yarará en la costa del río en San Isidro (ver nota), especialistas indican que con la llegada de los camalotes en verano, aparecen con más frecuencia y la zona de riesgo se extiende desde San Fernando hasta Quilmes.
Si bien no hay relevamientos de la magnitud de la población, no es tan infrecuente cruzarse con algún ejemplar al caminar, andar en bicicleta o rollers cerca del río en Vicente López o San Isidro. Pero el área en la que hay que tomar precauciones es más amplia: desde San Fernando hasta Quilmes, según explicó Bryant, coordinador de Guardaparques de la Dirección de Ecología del municipio de San Isidro.
La serpiente yarará tiene hábitos crepusculares y nocturnos lo cual sumado, al aumento de la temperatura que invita a la gente a pasear hasta horas de la noche, puede provocar más encuentros con estos ofidios.
En caso de mordedura de una serpiente se recomienda dirigirse al hospital más cercano, ya que la mayoría de los hospitales centrales cuentan con suero antiofídico. Allí harán el diagnóstico diferencial para saber a qué ejemplar corresponde la mordedura y aplicarán el tratamiento correspondiente.
"Si se trata de una yarará, el tiempo del que se dispone para aplicar el suero antiofídico es de 12 horas. Pero hay que asistir de urgencia a un centro asistencial para tener tiempo para conseguir el suero, ya que si la persona se encuentra en una zona retirada, puede demorar en llegar", explicó al diario La Nación la doctora Ana María Girardelli, ex directora del Centro Provincial de Toxicología.
"En los últimos 30 años no hemos tenido accidentes fatales con yararás porque desde el Centro de Toxicología pueden llegar en menos de 12 horas a dar asistencia en cualquier punto de la provincia. Pero para eso es clave que la gente consulte rápido", agregó.
Girardelli informó que por año el Centro de Toxicología recibe entre 700 y 800 consultas por accidentes con animales, de los cuales el 20% son por ofidios. De ellos, cinco o seis, pueden ser por mordeduras de yarará.
"No son muchos, pero son graves y potencialmente mortales", dijo la doctora. "Y el problema es cuando aparecen en zonas donde el personal médico no está acostumbrado a tratar con mordeduras de serpientes, como cuando éstas vienen con las inundaciones", explicó.
¿Qué hacer ante una mordedura?
Existe un protocolo de actuación que se debe seguir en caso de mordedura de una serpiente:
-No intentar cazar o capturar al animal.
-Retirar toda prenda o adorno de la zona afectada, que pueda impedir la distensión del edema.
-Permanecer en reposo y tomar agua.
-Las maniobras tales como laceraciones, succión del veneno o torniquetes son perjudiciales y no son recomendables.
-Ir al centro asistencial más cercano.
¿Cuáles son los síntomas?
En caso de tratarse de una mordedura de yarará, los síntomas son muy característicos y fáciles de distinguir respecto de los de otros animales que no tienen veneno. Y se desarrollan de inmediato y durante las primeras dos horas:
-Se siente un gran dolor de inmediato.
-Se observa la marca de los colmillos (no minimizar si sólo se observa un orificio, ya que la víbora puede haber perdido un colmillo en sus actividades de caza, pero conserva su potencial de daño).
-Se forma un edema duro de inmediato, cuyo color no desaparece al presionar con el dedo.
-El edema cambia de color y se torna "vinoso" o morado.
-La pérdida de sangre por los orificios causados por la serpiente no se detiene.
Un poco después aparecen ampollas y, si no media la intervención médica, puede producirse la necrosis del tejido afectado. La persona puede sufrir hipotensión, palidez y náuseas. Otros síntomas que pueden observarse más adelante son el sangrado por la nariz y hemorragias digestivas, "lo cual puede llevar a la muerte", explicó Girardelli.
La denuncia ayuda
Los expertos recomiendan denunciar el avistaje de una de estas víboras en Defensa Civil o el área de Control de Vectores de las municipalidades locales. La denuncia ayuda, ya que de esta manera, la yarará puede ser trasladada al Instituto Biológico Tomás Perón, donde le extraen veneno para producir el suero antiofídico.
"Si se trata de culebras, las llevamos a la Reserva Ribera Norte, ya que no revisten un peligro para la población; en cambio, cuando atrapamos una yarará la llevamos al Malbrán", informó a este diario Carlos Balate, director de Control de Vectores del Municipio.
Balate también comentó que el caso de Mila es el único que se detectó este año, pero que a partir de esta época trabajan en conjunto con Defensa Civil y las patrullas de Cuidado Comunitario en la realización de "recorridas costeras" para detectar a estos animales y trasladarlos. Y están elaborando nueva cartelería y folletería para prevenir a los ciudadanos.
Lugares especializados
Si no se encuentra respuesta en el hospital local, se puede contactar al Centro Provincial de Toxicología 0-800-222-9911, donde atienden 24 horas los 365 días del año y pueden informarle cuál es el centro de salud más cercano que cuenta con el suero o enviarle una dosis.
Fuente: La Nación