Sergio Gómez, el DT de Platense que desde un humilde barrio de Grand Bourg llevó al club a su primer título

Uno de los ejes técnicos del Calamar, junto a Favio Orsi, rompió en llanto en los festejos del primer campeonato del equipo de Vicente López y dejó al descubierto una historia de superación.

La tarde histórica en el Estadio Único Madre de Ciudades no solo consagró a Platense como campeón del Torneo Apertura 2025, sino que también dejó una de las imágenes más conmovedoras de la celebración: la del entrenador Sergio Gómez, desbordado por la emoción, con lágrimas en los ojos y el pasto de la cancha en su mano, dedicando el triunfo a su madre mirando al cielo. Una imagen que es parte de una historia de superación, desde un humilde barrio de Grand Bourg, a la cima del fútbol argentino.

Apenas consumada la victoria y el pitazo final que selló el campeonato del "Calamar", la euforia de los jugadores se fusionó con la profunda emoción del integrante de la dupla técnica. Gómez, visiblemente conmovido y llorando sin consuelo, se arrodilló sobre el césped, tomó un puñado de pasto del estadio que acababa de ver a su equipo hacer historia.

Con la voz quebrada por la emoción, sus primeras palabras fueron un sentido homenaje a su madre, según repetía, en un gesto que conmovió a todos los presentes y a quienes seguían la transmisión. La emoción de Gómez reflejó no solo el esfuerzo de una temporada, sino también el camino recorrido por el club, el significado de un campeonato tan anhelado y los difíciles pasos que él mismo debió dar para cumplir ese sueño

Gómez, quien conforma la dupla técnica de Platense junto a Favio Orsi, había relatado en la previa al encuentro su historia de superación y aseguró que "a veces es más fácil conseguir un arma que un pedazo de pan", en un barrio sin ninguna comodidad como el San Antonio de la localidad de Gran Bourg, en Malvinas Argentinas. En diálogo con Radio Rivadavia, expresó: "He demostrado que se llega a tener una vida más digna. Siempre digo que tengo huevos y no por ser guapo, sino porque a varias cosas les dije que no".

Además, destacó la importancia que tuvo su madre en su vida: "Siempre le agradezco a Dios por las cosas que me dio y me hizo vivir. Ella fue mi vida, mi ejemplo y la persona que me enseñó que todo se consigue laburando". Gómez empezó a trabajar desde muy joven para apoyar a su familia. Primero, vendía pan y pastelitos hechos por su madre, más tarde, mientras jugaba en clubes de ascenso, vendía ropa en mercados para cubrir sus necesidades.

Su trayectoria como jugador lo llevó por equipos como Fénix, San Miguel, Acassuso y Dock Sud. Sin embargo, su vida cambió cuando decidió estudiar para ser entrenador. Fue entonces cuando conoció a Orsi, ocho años mayor y también expreparador de Platense, con quien formó una sólida amistad y relación laboral.

El Negro dio detalles sobre su relación con su compañero de dupla técnica en Platense, Favio Orsi: "Lo más importante no son las diferencias, sino los puntos en los que coincidimos. La fusión que tenemos hace que tengamos el equilibrio justo. Nunca va a haber un jugador que nos vea peleando porque tenemos una conexión bárbara".

Con respecto al sueño vivido en Platense, manifestó que "a veces uno va flotando y no se da cuenta de lo que va transitando y es lo que me pasa a mí". "Siempre trato de compartir con mi mujer, mis hijos y mis hermanos. Es el lugar de confort", dijo.

La imagen del entrenador, que guio a Platense a su primer título en la máxima categoría, aferrado a un pedazo de campo y dedicando el logro a uno de sus pilares, se convirtió rápidamente en el símbolo de la conquista del Marrón junto a otra postal emotiva, que fue la de Favio Orsi hablando sobre su padre recientemente fallecido.