Lejos de ser una buena noticia para el mundo del fútbol, esta decisión avala el comportamiento de los barras, y aleja aún más a la familia de las canchas.
Por Ivan Plouchuk
El mensaje para los barras es claro: la tribuna es suya. Ya estaba socialmente aceptado que los barras eran dueños del estacionamiento, los puestos de comida, la venta de productos no oficiales, la reventa de entradas, y del sector medio de la tribuna. Y no hablo por el caso puntual de Tigre, si no por todos los clubes del fútbol argentino. Tienen un sector bien guardado al que ingresan sin pagar un peso, por una puerta aparte y con elementos que van desde instrumentos musicales hasta armas de fuego, pasando por pirotecnia, alcohol, y droga; mientras que el hincha común no puede entrar con rollos de papel picado ni encendedores. Además de todos estos beneficios, ahora parece que pueden ir y matarse en la tribuna sin siquiera tener una mínima sanción. Disimulen muchachos.
Los dirigentes del fútbol argentino están más interesados en tener su fuerza de choque, que a las familias en la cancha. Claro, este año hay elecciones. La campaña Basta de Violencia promovida a principios del campeonato es sin dudas una prueba más de la hipocresía reinante en el ambiente político, que hoy más que nunca alimenta al fútbol. Es solamente un discurso atractivo pero ideológicamente vacío que, acompañado del color y el confeti publicitario, tiene como fin simplemente disimular. Poder decir: “Yo peleo contra la barra”. Aunque todos sabemos, y el que no que se vaya enterando, que ningún dirigente se plantea terminar con este flagelo. El sistema está tan aceitado que a ninguno de los actores les conviene una ruptura. El problema es que, a pesar del supuesto control que tiene la dirigencia política sobre este grupo de operaciones (me rehúso a llamarlos hinchas), a veces se les sale la cadena. En especial cuando la torta a repartir es tan grande; como por ejemplo en este 2015, donde parece que cada referente político tiene, no casualmente, un equipo de fútbol detrás; y las internas definen que sector de la barra se la lleva la torta y cual no.