En la agenda del fin de semana, todo futbolero va a prestarle atención al partido entre Tigre y Chacarita, sea o no hincha de alguno de estos dos equipos, que hoy viven realidades opuestas y tienen diferentes pretensiones en lo que resta disputar de la Primera Nacional, pero que este sábado desde las 19:10 horas tendrán un idéntico objetivo: ganarle al otro y “gastarlo”.
Mucha controversia genera entre los simpatizantes de ambos clubes catalogar este partido como un verdadero “clásico”. Es sabido que el rival histórico de Chacarita es Atlanta y que el de Tigre es Platense, así como el de Boca es River, el de Independiente es Racing y el de San Lorenzo es Huracán. Pero también hay otros cruces que bajo ningún concepto pasan ni pasarán desapercibidos.
Con Chacarita y Tigre sucede exactamente eso. Cada uno tiene su “derby” ya catalogado, pero cuando les toca enfrentarse la previa se vive de forma especial, sea cual sea la circunstancia y la posición en la tabla de cada uno: en definitiva, como un clásico.
Pero a diferencia de otro, este clásico, al que lo podríamos denominar “zonal”, se originó de una forma especial y tiene un punto de inflexión en 1983, año en el que, hasta ese momento, increíblemente y por más extraño que ahora parezca, las hinchadas de Tigre y de Chacarita eran amigas, tanto que en una ocasión el Matador hizo de local en el estadio del Funebrero en un partido ante Boca. Los hinchas más añosos, incluso, aseguran que mucha gente de Chaca fue a alentar por los de Victoria.
Y entonces, ¿qué pasó en ese famoso 1983? Por el campeonato de la Primera B (ahora Primera Nacional), los resultados colocaron a Tigre y a Chacarita en los cuartos de final del reducido que otorgaba el segundo ascenso a la élite del fútbol argentino.
El partido de ida se jugó en Villa Maipú y el resultado fue un 1 a 1 que tuvo un condimento determinante en el posterior quiebre de la afinidad. La historia dice que un futbolista del Matador fracturó a uno del Tricolor, lo que desencadenó en una fuerte pelea entre ambos planteles y esto generó insultos que volaban de tribuna en tribuna.
La vuelta, lejos de apaciguar los ánimos, fue peor. Con el partido habiendo finalizado otra vez 1 a 1 y a pocos minutos de comenzar el tiempo suplementario, incidentes acontecidos en las tribunas, con efectivos policiales a caballo batallando en el medio de la gresca, terminaron de tirar por la borda lo que quedaba de “buena onda”.
Increíblemente el partido no se suspendió pero sí tardó mucho en reanudarse, tanto que ya corrían horas de la madrugada. Y como si fuese poco, el encuentro tenía más para los minutos finales. A los 112', Tigre marcó el 2 a 1 que lo depositaba en semifinales, pero en la última bola Chaca puso el 2 a 2 que lo llevó a los penales, en los que se impondría luego por 5-4 para mantener firme su objetivo de volver a Primera que semanas después lograría en Lomas de Zamora ante Los Andes (VER NOTA).
A partir de allí, con la amistad ya definitivamente rota, se dio inicio a una fuertísima rivalidad, que cobró más relevancia aún en los primeros años de la década del 90', con el Funebrero y el Matador compartiendo por aquel entonces la tercera categoría, la Primera B Metropolitana.
Hinchadas enemistadas, cercanía en los barrios y partidos calientes, así se vivía cada Tigre – Chacarita. Pero faltaba algo más, una final. El torneo de la B Metropolitana 1993/1994 colocó al de Victoria y al de San Martín en un “mata mata”, después de que el Funebrero ganara el Apertura y el Matador el Clausura.
El escenario seleccionado para la final (ida y vuelta) fue el estadio de River, donde en ambos cruces el Funebrero se impuso por la mínima, logrando así regresar a la segunda división después de peregrinar cinco temporadas en fila por la tercera categoría.
Sin embargo el Matador no tardó demasiado tiempo en reponerse y al año siguiente volvió también a la B Nacional, reeditando lo que ya hasta ese momento no dejaba duda alguna, un clásico. Un clásico que entre sus hojas principales tendría un tercer capítulo: por la temporada 1998/1999, Chacarita y Tigre se vieron las caras en los cuartos de final del octogonal, por el segundo pasaje a Primera, en donde el Funebrero nuevamente dejaría en camino a Tigre.
Los cruces definitorios y las finales entre estos equipos se tomaron años de descanso. Habiendo Tigre ascendido a la B Nacional en 2004 (con ese tan recordado equipo que supo quedarse con el Apertura en cancha de Platense) y Chacarita descendido en ese mismo año, funebreros y matadores otra vez se vieron y se sacaron chispas, claro está.
Para Tigre dejar en camino a Chaca no pudo materializarse en esa “la tercera es la vencida”, pero sí en la cuarta. En semifinales del reducido del certamen de la Primera B Nacional 2006/2007, el Matador despachó al Funebrero por 1 a 0 en Victoria, accediendo así a la final, donde venció a Platense para disputar después la promoción frente a Nueva Chicago, a quien derrotó, logrando de esa manera retornar a la categoría más alta del fútbol argentino tras 27 años (VER NOTA).
Del 2007 en adelante se cruzaron poco, solo en cinco partidos (dos triunfos para Tigre, uno para Chaca y dos empates), pero lejos de apagar las llamas, estas se encendieron aún más y ninguno se olvidó del otro, ni dejó de recordarlo en los cánticos en la cancha ni mucho menos de chicanearlo en las redes sociales.
Hoy, ambos viven momentos diferentes, pero al menos este sábado comparten el mismo objetivo: ganarle al otro y “gastarlo”, porque de esto se tratan los clásicos.
[HISTORIAL]
En total, Chacarita y Tigre se enfrentaron en 82 oportunidades: 38 victorias para el Tricolor, 23 para el Matador y 21 empates.
[ÚLTIMO ENFRENTAMIENTO]
Actual campeonato, fecha 14: Chacarita 2 – 2 Tigre
[ÚLTIMO EN VICTORIA]
Fecha 1, Clausura 2010: Tigre 0 – 2 Chacarita
[PRIMER ENFRENTAMIENTO]
Campeonato de Primera División 1927, fecha 3. Tigre 1 – 4 Chacarita (VER NOTA)