"Me enamoré de mi hermanastro": Suena a un título de película norteamericana o novela entreverada que narra un amor frustrado y otro que florece en el lugar y con la persona más impensada que podría existir. Pero en Zona Norte hay un caso que nada tiene que ver con la ficción. Ella es de Vicente López, él de Pilar, y son novios desde hace tres años.
Nacha Caniglia, la joven protagonista de esta historia cruzada, relató cómo fue que se enamoró de Tomás, su hermanastro. En primera instancia, vale aclarar que entre ellos no hay ningún lazo sanguíneo, porque el padre de ella (Federico) es pareja de la madre de él (Viviana).
La joven de 21 años, relató detalladamente cómo ocurrieron los hechos que la llevaron a enamorarse de Tomás. "Había terminado con mi ex novio. Recuerdo que no pasó un día de la ruptura y ya le estaba escribiendo por Instagram, aunque debo reconocer que estando en pareja lo miraba", introdujo.
"Hicimos algunos viajes familiares juntos y ahí empezamos a mirarnos. Había onda y nadie lo notaba. Hasta ese entonces no había pasado nada", dijo la joven en diálogo con TN. La misma chica, además, grabó y subió un video en la plataforma TikTok donde también explicó cómo empezó su relación con el muchacho.
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Las miradas pasaron a ser algo más cuando un día, ella visitó la casa de Viviana (mamá de Tomás) en Pilar. Luego de compartir una cena, y previo a irse a dormir, se sentaron en el sillón y miraron una película junto con Bruno, el hermano menor de Tomás que ahora tiene 9 años. En ese momento establecieron mucha química y sintieron que algo sucedía entre ellos.
Nacha afirmó que "hubo mucha tensión y energía". Además, reveló que su papá le había dejado un colchón para que durmiera en el living, algo que finalmente no ocurrió. "La mañana siguiente fue rara, porque cuando todos bajaron a desayunar vieron que yo no estaba durmiendo ahí", expresó.
Si para ese instante había sospechas, fue el pequeño Bruno quien terminó de delatarlos. Según contó la joven, el menor "dijo que mientras veíamos la película, en un momento se dio vuelta y nos descubrió besándonos". Ante esa situación, y un tanto avergonzados, ambos intentaron negarlo pero, al final de cuentas, dejaron que el agua siga su curso.
"Nos veíamos, nos besábamos y si nos veían bueno, ya está", dijo en relación a cómo continuó todo a partir de ese incómodo desayuno. Hoy en día, habiendo pasado tres años, todo cambió y su familia conoce perfectamente el amorío: "Ya es normal, vamos a lo de mi abuela, viene a mi casa y yo a la de él. Su familia, mi familia; todo es normal".
Para afianzar aún más la relación, Nacha, que vive junto con su mamá en Vicente López, dijo tener "planes de hacer muchas cosas con Tomi, como por ejemplo viajar. Queremos hacerlo solos, algo que aún no pudimos vivir".
