El Tribunal en lo Criminal N°1 de San Isidro, integrado por los jueces Alberto Ortolani, María Elena Márquez y Gonzalo Aquino, condenó a una pena de 8 años a Gastón Duarte, vecino de Rincón de Milberg, luego de que el pasado 10 de abril de 2017, le propinara un golpe de puño al hijo de su concubina. El menor, de 4 años de edad, fue derivado al Hospital Materno Infantil de Tigre en estado crítico, y posteriormente llevado al Posadas para su atención.
Luca, el niño en cuestión, presentaba al momento de ser atendido "hematoma en abdomen, dolor abdominal agudo y vómitos, con diagnóstico presuntivo de perforación de intestino". Una de las trabajadoras del hospital, que fue testigo de la causa, confirmó que el pequeño "tenía perforado el duodeno" y que "informaba un sangrado de una víscera hueca”, motivo por el cual señaló que "el golpe había sido fuerte". Fue atendido, se le realizó una ecografía y rayos, y luego fue trasladado "en estado crítico" para intervenirlo quirúrgicamente durante 6 horas.
La madre había llevado esa noche al menor al hospital junto a un vecino porque, de acuerdo a lo relatado por uno de los testigos, Duarte no había querido acompañarla y le había dicho que "habían estado jugando medio a lo bruto", que "no quería hechos policiales y no había hecho nada" y fue esta misma persona quien, entrevistando a la madre y al niño, descubrió que no era el primer hecho violento que ejercía sobre el menor.
Los profesionales médicos que declararon en la causa, de acuerdo a lo que establece el veredicto del Tribunal, coincidieron en que la situación "puso en riesgo la vida del paciente", motivo por el cual se lo condenó por el delito de "homicidio en grado de tentativa".
Drenajes en el abdomen, respiración artificial, baja presión y taquicardia. Así estuvo Luca los primeros días de internación, proceso que, entre terapia intensiva e intermedia, se extendió por más de un mes. Tanto la madre como el niño fueron atendidos por la Dirección de Fortalecimiento Familiar del distrito, y de esta manera se determinó la conducta violenta de Duarte, no sólo con el pequeño, sino también con su pareja y sus propios hijos.
La defensa había pedido para Duarte, que mostró arrepentimiento por el hecho cometido, la absolución, o "en caso que el tribunal no compartiera su línea de trabajo", una pena de tres años de prisión en suspenso por el delito de lesiones graves.