Condenan a prisión perpetua a un hombre por descuartizar a su pareja en Tigre

El hecho había ocurrido en 2017 cuando Alberto Iñigo mató a María Adela Duarte, de 56 años. Los restos de la mujer fueron hallados por la policía en diversos puntos del distrito. La ex pareja de Iñigo, imputada como cómplice, quedó en libertad.

Días atrás, Oscar Alberto Iñigo, fue condenado a prisión perpetua por el Tribunal Oral Criminal (TOC) N°3 de San Isidro por el delito de “homicidio agravado por el vínculo” de María Adela Duarte (56), en un hecho que conmocionó a Tigre, en el que los restos de la mujer fueron encontrados en diferentes puntos del distrito tras ser descuartizada. La expareja de Iñigo, Gilda Cañete, quien estaba imputada como cómplice en la causa, quedó en libertad.

Los jueces Marcelo Eduardo García Helguera, Maximiliano Savarino y Verónica Di Tommaso condenaron a Iñigo a la pena máxima de prisión perpetua, por lo que el hombre deberá pasar al menos 35 años en la cárcel antes de poder pedir la libertad condicional. Así lo había solicitado el pasado 12 de abril en el comienzo del juicio el fiscal especializado en Violencia de Género de Tigre, Marcelo Fuenzalida.

Al juicio también había llegado imputada como cómplice una expareja de Iñigo, Gilda Cañete, aunque durante los alegatos el fiscal Fuenzalida desistió de acusarla por falta de pruebas, por lo que fue absuelta y recuperó ese mismo día la libertad.

Durante el juicio, Iñigo pidió declarar y allí negó su participación en el crimen y trató de complicar a su expareja Cañete, pero fuentes judiciales indicaron a Télam que las pruebas en contra del hombre "fueron contundentes", y entre éstas estaba "el análisis de las antenas de telefonía celular que siempre lo posicionaron en los sitios donde aparecieron las partes descuartizadas del cadáver".

"Incluso se probó que el imputado realizó llamadas y le mandó mensajes a la víctima para despistar. Le preguntaba a Duarte dónde estaba cuando ya la había asesinado", dijo a ese medio una fuente que participó en el juicio.

El hecho comenzó a investigarse el 14 de abril de 2017 cuando Noemí Gutiérrez (30), hija de la víctima, se presentó en la comisaría segunda de Tigre y denunció que no sabía nada de su madre desde el domingo 9 de ese mes. La mujer le contó a los investigadores que unos días antes de efectuar la denuncia por la búsqueda de paradero, concurrió a las dos viviendas que tenía su madre porque cuando llamaba a su teléfono celular daba apagado y no tenía cuentas en redes sociales como para poder ubicarla.