El defensor del pueblo es un organismo unipersonal, independiente, autónomo que no recibe instrucciones de ninguna autoridad, según lo establece la Ordenanza 11.591, que crea el instituto en el partido de Vicente López.
La misión del Defensor del pueblo es ejercer un control correctivo ante incumplimientos o disfuncionalidades del Poder Ejecutivo Municipal. Actúa frente a actos, hechos u omisiones de la administración pública municipal, en favor de personas físicas, jurídicas o grupos de personas.
“Si bien el Defensor del Pueblo como entidad tiene una mirada y una proyección anual, los reclamos de los vecinos marcan el rumbo sobre los temas a los que tenemos que apuntar con mayor celeridad, dándole la misma entidad al reclamo que hace un vecino, a aquel que sea realizado por un grupo mayoritario”, explica María Celeste Vouilloud, abogada y Defensora del Pueblo en el distrito.
Para la defensora del distrito, la primera problemática de los vecinos se vio en relación al arbolado público: “Tuvimos una gran cantidad de reclamos cuando el legislativo local estableció el pago de la tasa ante extracción o corte de raíces. Se dictó una resolución para recomendar que, si bien debía cumplir con la ordenanza fiscal e impositiva que establecía el pago, tenía que haber una excepción a la regla vinculada a la seguridad pública. A partir de ese momento, es increíble como disminuyó el reclamo sobre el arbolado público, pero se incrementó, por otra parte, en lo que refiere a mediación comunitaria.”
En relación a este proceso, el voluntariado está cumpliendo un rol fundamental en la institución. El grupo de más de 70 voluntarios de la Defensoría de Vicente López está conformado por trabajadores, abogados, médicos y otros profesionales. A los últimos dos cursos de mediación asistieron más de cien vecinos a cada uno. “Lo que noto es un mayor compromiso de quienes pudieron concluir su práctica anual y se transformaron en voluntarios. Por lo general uno cree que el voluntario es aquel que se jubiló, no trabaja, o no tiene nada para hacer, y esto es un mito”, señala, y agrega que es importante la entidad que se le da a este mecanismo “desde el Poder Ejecutivo, el Legislativo y desde todos los vecinos que vienen a solicitarla, no sólo desde Vicente López, sino también de otros distritos, que no poseen un Centro de Mediación Comunitaria”.
“Es importante que pueda entenderse que mediante la palabra y el diálogo puede arribarse a acuerdos, porque los vínculos entre vecinos fueron variando con el paso del tiempo y con la densidad de población en el distrito”, continúa. En referencia a los tipos de conflictos en los que puede intervenir este tipo de mediación, se tratan: arbolado interno, ruidos molestos, y conflictos de medianería, que son los más difíciles de resolver, según lo explica Vouilloud: “Tenemos dos arquitectas que son formadoras de nuestros mediadores para poder llegar a las mejores resoluciones en estos casos.”
La defensora también tiene el interés de llevar estos procesos de mediación a las escuelas del distrito, para que puedan resolverse problemas dentro de la comunidad educativa, lugar en el que ya se trabaja desde el área de derechos humanos, por planteos sobre situaciones de violencia dentro de la escuela, ya sea entre alumnos, padres, docentes o directivos. “Depende cuál sea la problemática, se brindan talleres para todas las instancias de la comunidad y se trata de detectar el problema y solucionarlo, sin ejercer políticas públicas. Lo novedoso sería llevar la mediación a las escuelas desde una obra de teatro que hacemos, con una explicación previa, y tratando de que las escuelas trabajen el tema.”
Por último, Celeste Vouilloud hizo un balance del 2015: “Es muy positivo: se llevaron adelante los observatorios electorales, con algunas trabas burocráticas en relación a las autorizaciones para su realización, también el nuevo curso de mediación, los talleres para estudiantes de Trabajo Social, capacitaciones sobre derechos de niños, niñas y adolescentes, entre otras tantas actividades”.