Durante su mensaje en el "campamento espiritual", monseñor Oscar Ojea instó a los jóvenes a que sean ellos mismos.
"¿Quién no se ha sentido alguna vez solo, dejado de lado, ninguneado? ¿Cuántas veces experimentamos quedarnos afuera, no comprendidos? Pero nos enmascaramos y decimos que está todo bien. ¿Por qué no puedo ser yo? Jesús también se quedó solo, su pueblo lo dejó de comprender, fue ninguneado y sus amigos lo dejaron? Pero tal como lo hizo Él, tenemos que asumir nuestra verdad y decir: «Yo soy éste, con mis valores y mis imperfecciones.»"
Quien habló así, parado sobre un escenario, en la fría mañana de ayer, fue el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea. Les habló a más de 3000 chicos que cursan los dos últimos años del secundario y que participaron durante esta Semana Santa de la Pascua Joven , un "campamento espiritual" en las instalaciones del Colegio Marín, en San Isidro, que arrancó el pasado miércoles al mediodía y culmina hoy con la celebración de la Pascua de Resurrección, así como sucede en distintas celebraciones religiosas de iglesias de todo el país.
"Se trata de un retiro campamento que, aprovechando este tiempo litúrgico fuerte, busca que cada uno viva Semana Santa acompañado por otra gente, para que cada uno lo viva en su propia vida y luego pueda trasladarlo también al prójimo", cuenta Juan Manuel Bianchi Jazhal, seminarista y uno de los organizadores de esta iniciativa que se realiza desde 1989, por iniciativa del por entonces obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto. Año tras año es organizada por decenas de jóvenes menores de 23 años coordinados por seminaristas y sacerdotes, quienes cuentan, además, con la ayuda de unos trescientos voluntarios.
Entre los chicos se va corriendo la voz y cada vez se suman más. Y no sólo de la diócesis de San Isidro, también de localidades vecinas, del resto de la provincia de Buenos Aires, del interior del país y hasta del exterior, con diez chicos suizos que se sumaron este año para vivir este gesto pascual y misionar luego en el interior del país. Muchos recibieron también la invitación vía redes sociales, convocados por un mensaje filmado por monseñor Ojea: "Jesús te invita a que puedas vivir la cercanía de su amor. Él quiere ponerse bien cerquita de tu vida para decirte: «Me estoy jugando por vos, ¿cómo me vas a responder?»"
Los momentos centrales de la Pascua Joven son la Celebración de la Cruz, que tiene lugar el viernes por la tarde, y la Vigilia Pascual del sábado por la noche durante una misa, luego de que los participantes trabajaron en grupos y compartieron su testimonio con los demás.
Durante su charla matutina, monseñor Ojea citó a Francisco. Lo recordó a partir de las jornadas de Brasil, cuando el Papa invitó a todos los jóvenes a manifestar su cultura, a ser "nosotros mismos" y no tener miedo de asumir cada uno su realidad. Ojea recuerda en voz alta que cuando le comentó a Francisco sobre lo maravillado que estaba con que se haya transformado en un boom comunicacional, el Papa le contestó: "Oscar, simplemente trato de ser yo mismo. Y el Señor nos quiere como somos". Terminada la anécdota, Ojea les dijo a los chicos que lo escuchaban sentados en el patio del colegio: "Si podemos ser nosotros mismos, podemos ver al prójimo, el que está en la periferia".
Apenas terminada la charla, con la guitarra a cuestas y una imagen de la Virgen en la mano, Carolina Díaz, de 17 años, contó que ya era el segundo año en que participaba del retiro. Alumna de un colegio público de La Plata, lo que le daba alegría es cómo se iba corriendo la voz de la Pascua Joven: a ella le habían dicho cuatro chicas platenses que participaron el anteaño pasado; el pasado ya fueron 18 y, este, 45 chicos y chicas que llegaron de esa ciudad. "Lo estoy redisfrutando y enfocada en que a los que vienen por primera vez los toque como me pasó a mí la primera -dijo-. Creo que en la adolescencia todos tenemos un vacío, y acá es un buen lugar para llenarlo. Estas cosas nos hacen sentir valiosos. Está bueno arrancar el año así."
En otro pasaje del mensaje filmado por el obispo, dijo: "Jesús te invita a que no lo dejes solo, a que estés cerquita de él en este tiempo. No sigas escapando, Él está jugándose la vida por vos. Te invita porque se juega la vida y quiere dártela. Vos también quizá también te estás jugando la vida, pensando qué vas a hacer con ella, qué sentido tiene, pensando cómo salir de un problema familiar que no terminas de resolver, o de ver. Tal vez te ha impresionado mucho el sufrimiento de un amigo, el desamparo, la soledad en la que viven tantos hermanos nuestros. Tu corazón ya se ha abierto a problemas muy serios de nuestra vida que tal vez te han hecho sufrir, llorar; que tal vez otros te han hecho alegrar. Jesús quiere acercarse y estar cerca de tu corazón. Nuestra sociedad tiende a escaparse de todo, y aturdirse con todo. Tal vez estos días pueden ser usados para estas evasiones, para el ruido, para escaparse de nosotros".
Fuente: La Nación